Yo siempre digo lo mismo, si con 20 años hubiese tenido la cabeza tan bien amueblada como a los 44, me habría comido el mundo. Aunque pensándolo bien éste aserto contiene dos errores de base, el primero es que precisamente los años son los que te van aportando la sabiduría que viene de la mano con la experiencia, y el segundo, que la juventud requiere de esa chispa de valentía, de sinsentido que los años te van domesticando.
¿Y a santo de qué semejante rollo? Pues que otra de las cosas que vas valorando con los años es la salud. Cuando eres un chaval y en las reuniones familiares se brinda por salud, dinero y amor, lo de la salud no lo llegamos a entender, puede decirse que entras en la madurez cuando empiezas a comprenderlo y hasta llegas a ser tú el que alzas tu copa y proclamas el brindis.
Cuando llego a casa con la escayola y la prohibición de posar el pie en el suelo, te das cuenta de cuán desvalido estás, no puedes siquiera trasladar un vaso de agua al salón, y para las cosas que eran rutinarias en tu vida, no es que no seas de ayuda, es que eres un estorbo.
Entre Yola, mi madre, mi hermano Alberto y mi grupo de "sin niños" organizan la tarde, compra del Mercadona, niños al parque, duchas, qué suerte estar rodeado de tan buena gente, pienso en las personas que están solas, lejos de familia y amigos, en los que una situación como la mía sería inasumible.
Mientras, yo en el sofá como un ornamento más, el cojín con funda de croché de la abuela, en la esquina. No es que me pudiera quejar, al no tener dolores y estar en pleno uso de mis facultades mentales, podía disfrutar de esos placeres que los quehaceres diarios te eclipsan, leer, escuchar música, ver cine, escribir.
Pero esa tarde no, no estaba yo muy Nacho, estaba en tono menor, me rondaba en la cabeza la operación una y otra vez, tras haber superado la cirugía de los pólipos no me encontraba con ánimo de entrar otra vez en el quirófano, aún así estaba resignado y convencido de que sería lo mejor.
Otra cosa que te vas dando cuenta con la edad es que Sevilla es muy chica, si eres una persona de edad media con ciertas inquietudes, tu círculo de conocidos va creciendo e interconectando, si tienes la curiosidad de hablar con las personas, de rescatar la vieja costumbre de dialogar, te das cuenta que siempre encuentras un amigo común, un primo, un compañero de facultad, uno que juegaba al fútbol contigo, uno de aquel trabajo que te echaron.
Además también vas comprendiendo el rico refranero español, y ya sabes con total certeza que el que no tiene padrino no se bautiza, que el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, que hay que tener amigos hasta en el infierno.
Inma la prima hermana de Yola, bueno más hermana que prima, también es visitador médico, ¿o se dirá visitadora médica?, bueno también es representante comercial de un laboratorio farmacéutico, y le preguntamos a ver si tenía referencias del traumatólogo que me había tocado en suerte y, ¡oh albricias! era más que cliente, amigo de su mejor amiga. De modo que le enviaron un whatsapp recomendándome, le dijeron que mañana por la mañana operaba a un "cuñao", que lo cuidara bien.
Hace un par de meses contratamos la fibra en casa, y como éramos clientes históricos de canal plus, nos han abierto el movistar plus entero, que para una convalecencia como ésta es genial ya que tienes cientos de pelis y documentales a la carta. Esa noche previa a la operación, no se por qué, porque era de Tom Hanks, o por la foto promocional, o por ser de la guerra fría, elegí "el puente de los espías" sin saber nada más de ella que lo que comento. Peli larga pero que no se hace pesada, demasiado arquetípica de rusos muy estrictos y americanos muy libres, ambientación exquisita y una trama interesante. Curioso que cuando terminó y empiezan los títulos de crédito aparece Directed by Steven Spielberg, me encajan todas las piezas, donde hubo fuego siempre quedan rescoldos, cine de calidad. Me acuesto, ya queda menos.
A las 8:25 recogemos a mi madre, que es de la escuela de ir con "su niño" al médico, y nos encaminamos a la consulta del traumatólogo. No hay mucho tráfico y llegamos en tiempo. Se retrasa la consulta, 20 minutos esperando para entrar, tiempo en el que llega la amiga de la prima Inma, la madrina del bautizo, para desearnos suerte.
Y en estas que nos llaman, y la madrina aprovecha para entrar con nosotros en la consulta y recordarle al doctor que somos de la familia, que nos tiene que tratar bien. Todavía se debe tener fe en el ser humano, hay personas que ayudan desinteresadamente. Se va y ya nos quedamos solos.
Y para mayor sorpresa nuestra, el doctor empieza a explicarnos que la fractura no está tan desviada, que es posible un tratamiento conservador, que soy yo el que tengo que elegir entre operarme o no, la cabeza me da mil vueltas porque ya me había hecho la idea de los bisturíes y los clavos y aquí se me abría una nueva opción. Le vamos preguntando nuestras dudas, ventajas e inconvenientes entre operarme o no, y vamos percibiendo que él se decanta por descartar la cirugía, así que, ¿quién iba a contradecir la opinión del amigo de mi madrina?
Salgo de la consulta embriagado por un estado de bienestar, la luz tiene otro color, además ya queda un día menos.
¿Y a santo de qué semejante rollo? Pues que otra de las cosas que vas valorando con los años es la salud. Cuando eres un chaval y en las reuniones familiares se brinda por salud, dinero y amor, lo de la salud no lo llegamos a entender, puede decirse que entras en la madurez cuando empiezas a comprenderlo y hasta llegas a ser tú el que alzas tu copa y proclamas el brindis.
Cuando llego a casa con la escayola y la prohibición de posar el pie en el suelo, te das cuenta de cuán desvalido estás, no puedes siquiera trasladar un vaso de agua al salón, y para las cosas que eran rutinarias en tu vida, no es que no seas de ayuda, es que eres un estorbo.
Entre Yola, mi madre, mi hermano Alberto y mi grupo de "sin niños" organizan la tarde, compra del Mercadona, niños al parque, duchas, qué suerte estar rodeado de tan buena gente, pienso en las personas que están solas, lejos de familia y amigos, en los que una situación como la mía sería inasumible.
Mientras, yo en el sofá como un ornamento más, el cojín con funda de croché de la abuela, en la esquina. No es que me pudiera quejar, al no tener dolores y estar en pleno uso de mis facultades mentales, podía disfrutar de esos placeres que los quehaceres diarios te eclipsan, leer, escuchar música, ver cine, escribir.
Pero esa tarde no, no estaba yo muy Nacho, estaba en tono menor, me rondaba en la cabeza la operación una y otra vez, tras haber superado la cirugía de los pólipos no me encontraba con ánimo de entrar otra vez en el quirófano, aún así estaba resignado y convencido de que sería lo mejor.
Otra cosa que te vas dando cuenta con la edad es que Sevilla es muy chica, si eres una persona de edad media con ciertas inquietudes, tu círculo de conocidos va creciendo e interconectando, si tienes la curiosidad de hablar con las personas, de rescatar la vieja costumbre de dialogar, te das cuenta que siempre encuentras un amigo común, un primo, un compañero de facultad, uno que juegaba al fútbol contigo, uno de aquel trabajo que te echaron.
Además también vas comprendiendo el rico refranero español, y ya sabes con total certeza que el que no tiene padrino no se bautiza, que el que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija, que hay que tener amigos hasta en el infierno.
Inma la prima hermana de Yola, bueno más hermana que prima, también es visitador médico, ¿o se dirá visitadora médica?, bueno también es representante comercial de un laboratorio farmacéutico, y le preguntamos a ver si tenía referencias del traumatólogo que me había tocado en suerte y, ¡oh albricias! era más que cliente, amigo de su mejor amiga. De modo que le enviaron un whatsapp recomendándome, le dijeron que mañana por la mañana operaba a un "cuñao", que lo cuidara bien.
Hace un par de meses contratamos la fibra en casa, y como éramos clientes históricos de canal plus, nos han abierto el movistar plus entero, que para una convalecencia como ésta es genial ya que tienes cientos de pelis y documentales a la carta. Esa noche previa a la operación, no se por qué, porque era de Tom Hanks, o por la foto promocional, o por ser de la guerra fría, elegí "el puente de los espías" sin saber nada más de ella que lo que comento. Peli larga pero que no se hace pesada, demasiado arquetípica de rusos muy estrictos y americanos muy libres, ambientación exquisita y una trama interesante. Curioso que cuando terminó y empiezan los títulos de crédito aparece Directed by Steven Spielberg, me encajan todas las piezas, donde hubo fuego siempre quedan rescoldos, cine de calidad. Me acuesto, ya queda menos.
A las 8:25 recogemos a mi madre, que es de la escuela de ir con "su niño" al médico, y nos encaminamos a la consulta del traumatólogo. No hay mucho tráfico y llegamos en tiempo. Se retrasa la consulta, 20 minutos esperando para entrar, tiempo en el que llega la amiga de la prima Inma, la madrina del bautizo, para desearnos suerte.
Y en estas que nos llaman, y la madrina aprovecha para entrar con nosotros en la consulta y recordarle al doctor que somos de la familia, que nos tiene que tratar bien. Todavía se debe tener fe en el ser humano, hay personas que ayudan desinteresadamente. Se va y ya nos quedamos solos.
Y para mayor sorpresa nuestra, el doctor empieza a explicarnos que la fractura no está tan desviada, que es posible un tratamiento conservador, que soy yo el que tengo que elegir entre operarme o no, la cabeza me da mil vueltas porque ya me había hecho la idea de los bisturíes y los clavos y aquí se me abría una nueva opción. Le vamos preguntando nuestras dudas, ventajas e inconvenientes entre operarme o no, y vamos percibiendo que él se decanta por descartar la cirugía, así que, ¿quién iba a contradecir la opinión del amigo de mi madrina?
Salgo de la consulta embriagado por un estado de bienestar, la luz tiene otro color, además ya queda un día menos.
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